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Encuentro sin precedentes entre la Iglesia y los masones
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SERGIO RUBIN
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En un encuentro sin precedentes, las máximas autoridades de la Iglesia católica y la Masonería en el país acordaron iniciar "un diálogo fructífero que permita superar falsas leyendas". El paso es considerado histórico en
medios tanto religiosos como masones porque el catolicismo siempre miró con desconfianza a las logias masónicas, a muchas de las cuales consideró de cuño abiertamente anticlerical. De hecho, el acercamiento se produjo durante la visita que, recientemente, el Gran
Maestre de la Gran Logia Argentina, Jorge Alejandro Vallejos, le hizo al presidente del Episcopado, monseñor Estanislao Karlic. La reunión constituyó el primer encuentro católico-masónico al máximo nivel en la Argentina.
Si bien la visita se habría producido hace ya algunos días, recién se conoció ayer, a través de un comunicado difundido por las autoridades masónicas con el consentimiento (el documentro lo aclara expresamente) de Karlic. El principal antecedente son algunos discretos
contactos que, a comienzos de los 90, el entonces arzobispo de Buenos Aires, cardenal Quarracino, entabló con dirigentes masones.
Según los masones, en parte el acercamiento fue posible gracias a los nuevos aires que soplan en la Iglesia católica, caracterizados por la revisión de su actuación a lo largo de la historia. En cambio, voceros eclesiásticos lo atribuyen a "la disposición de
las autoridades a dialogar con todos los sectores" para "profundizar la reconciliación nacional".
"La encíclica papal Fides et Ratio (filosófica) y el documento Memoria y Recordación de la Iglesia y las culpas del pasado (autocrítico), han coadyuvado para allanar el camino del encuentro de hombres e instituciones que, aunque cargan con el peso de la historia, están
definitivamente comprometidas con la realización espiritual y material del hombre", dice el comunicado masón.
A lo largo de su extenso pontificado, y especialmente en los últimos años, el papa Juan Pablo II revisó diversas actitudes y posiciones -obviamente no dogmáticas- tomadas por la Iglesia durante sus 2.000 años de historia. Lo hizo como un ejercicio de purificación de sus
miembros para entrar con nueva vitalidad al tercer milenio. Sin embargo, no hubo alusiones explícitas a la masonería.
A su vez, el vocero episcopal precisó a Clarín que "es un exceso de simplificación decir que la Iglesia históricamente condena a toda la masonería" y aclaró que "hay muchas logias en muchos países y no todas son anticlericales". Con todo, aclaró
que los miembros de la Iglesia "no juzgamos a nadie, sólo Dios debe hacerlo".
En su comunicado, los masones exponen a grandes rasgos lo tratado en la reunión. Informan que "se dialogó sobre temas de índole filosófica y se intercambiaron opiniones sobre la necesidad de efectuar los mayores esfuerzos para contribuir a superar los problemas que
aquejan a la familia y a los sectores más desprotegidos de nuestra sociedad." Destacan, además, el clima que acompañó al encuentro. "Fue de gran cordialidad y mutuo respeto y permite albergar esperanzas de que éste sea el inicio de un fructífero diálogo
que permita superar falsas leyendas y abone el camino del reconocimiento a la condición humana en su plenitud", puntualizan.
Por las críticas de la Iglesia a la masonería -y la advertencia de los sacerdotes a los fieles- en las décadas pasadas, muchos católicos no sólo no formaban parte de las diversas logias, sino que tampoco se asociaban entidades de bien público presumiblemente ligadas a los
masones, como el Club de Leones o el Rotary.
Sin embargo, los vertiginosos cambios de fin de siglo y la pública actitud de apertura de la Iglesia, fueron aflojando aquellas prevenciones. La reunión de Vallejos y Karlic va en esa dirección.
