La Fuerza de la Vida. Es evidente una mayor afirmación nacional puertoriqueña. Tal afirmación nacional parece reproducirse como flor silvestre por un proceso de selección evolutiva. Su fragancia delata la esencia de una conciencia colectiva que dormita en espera de un terreno fecundo ajeno al imperante clima de oportunismo político y conveniencia económica. La semilla de vida late firme en espera del agua espiritual que transformará esta tierra. Mientras, aquí y allá, retoña la Fuerza de la Vida, evidencia de la indestructibilidad de un espíritu esclavizado por sus ataduras materiales. Las presentes circunstancias históricas parecen converger hacia una expresión renovada de la visión Hostosiana. [24-12-97]
La luz y el sonido constituyen la sustancia generatriz de todo lo creado. Esta sustancia generatriz se compone primariamente de tres colores (azul, verde y rojo) y tres notas (do, fa y sol) que a su vez se combinan para crear la séptuple manifestación del arcoiris de luz y la octava musical. En su dimensión sicológica los siete rayos de luz o notas fundamentales del universo se denominan:
(I) Voluntad y Poder, (II) Amor-Sabiduría, (III) Inteligencia Creadora, (IV) Armonía y Conflicto, (V) Ciencia Concreta, (VI) Devoción e Idealismo y (VII) Ley y Orden.
Las naciones, como los individuos, se gestan y evolucionan a partir de la luz y el sonido. Al principio, en lo que se coagula una personalidad animada por un alma nacional, ninguno de los rayos predomina, percibiéndose una incipiente luz blanca. Una vez se madura, un análisis sociológico de las naciones como entidades sicológicas puede identificar las energías predominantes de un carácter nacional. Por ejemplo, el carácter compasivo y altruísta (2do. Rayo) pero posesivamente ciego (6to. Rayo) de los estadounidenses; el temperamento retraído y autoritario (1er. Rayo) de los británicos; y el énfasis ideológico (6to. Rayo) y la regimentación social (7mo. Rayo) de los soviéticos son ejemplos de cómo los siete rayos inciden y se precipitan sicológica y sociológicamente a través del mundo para producir caracteres nacionales. El ingenio iluminador (5to. Rayo) francés, el Quijotismo visionario (6to. Rayo) español y la rigidez dogmática (7mo. Rayo) del catolicismo ortodoxo hasta el extremo de la Inquisición (6to. Rayo) son otros ejemplos de naciones e instituciones sociales que expresan predominantemente alguno de los Rayos.
Puerto Rico, la Hija del Mar (el sonido ondulante) y el Sol (la luz primordial) es una nación cuya expresión Acuariana se comenzó a gestar el 19 de noviembre de 1493. La nación puertorriqueña que se manifiesta hoy se acrisoló por varios siglos con las aportaciones de las razas indígena-taína, española y africana. En el siglo XIX la nacionalidad puertorriqueña emerge claramente definida por su nobleza y mansedumbre. La lealtad (6to. Rayo) expresada con ambivalencia (4to. Rayo) sintetiza la expresión nacional puertorriqueña de finales del siglo XIX. El fuego insurgente revolucionario que nutrió las luchas de liberación nacional en el resto de América no prendió en Puerto Rico. La inmigración de "incondicionales" del resto de America hacia la isla cimentó el carácter insularista eminentemente conservador del puertorriqueño.
La invasión militar estadounidense del 25 de julio de 1898 a raíz de la Guerra Hispanoamericana abrió un nuevo capítulo en la evolución del carácter nacional puertorriqueño. Trascendiendo los desatinos de los políticos de turno y los intereses militares de la marina estadounidense, la agenda visionaria de Eugenio María de Hostos, a través de la Liga de Patriotas, marcó la afirmación nacional más significativa de ese determinante evento histórico. Hoy, un siglo después, la Liga de Patriotas continúa todavía deliberando entre las opciones autonomista, anexionista e independentista a través de las tres facciones que conforman las vertientes principales del espectro político puertorriqueño. La idea de un plebiscito definitivo que permita la libre y bien informada expresión de la voluntad colectiva de los puertorriqueños, con el compromiso de ser acatada por las autoridades estadounidenses, se originó en la mente fecunda de Hostos y hasta el día de hoy nunca se ha celebrado.
La lealtad expresada con ambivalencia sigue hoy rigiendo la nacionalidad puertorriqueña. Esto probablemente responde a una expresión Pisceana de energías latentes que, sin embargo, contienen un enorme potencial transformador. Las tres facciones políticas principales parecen corresponder primordialmente a las energías del 3er. Rayo (PPD), 2do. Rayo (PNP) y 6to. Rayo (PIP). En su expresión corrupta estas tres facciones han representado históricamente las fuerzas de la conveniencia material y el oportunismo (3er. Rayo); la indignidad de la dependencia y la claudicación de la identidad nacional (2do. Rayo); y el fanatismo ideológico hasta el extremo de la violencia (6to. Rayo). En su expresión enaltecedora y edificante estas tres vertientes pueden representar la adaptabilidad perseverante (3er. Rayo; como lo demuestra el uso del castellano como vernáculo a pesar de infructuosos intentos de suplantarlo por el inglés), la hospitalidad y nobleza de espíritu (2do. Rayo) y el fervor idealista de la nacionalidad puertorriqueña (6to. Rayo). Cada facción tiene su polaridad corrupta y su potencial enaltecedor.
De cara al milenio que inicia la Nueva Era Acuariana es un imperativo histórico liberar a Puerto Rico de ataduras Pisceanas que perpetúan el presente tranque de fuerzas entre las tres facciones políticas puertorriqueñas. Hacia esa meta se deben considerar los siguientes lineamientos:
1. Afirmación del alma nacional. Ser puertorriqueños primero y, como consecuencia, ciudadanos del mundo, es un deber patriótico que se debe inculcar en todo puertorriqueño desde su nacimiento. Cualquier alianza geopolítica deberá estar siempre supeditada a este compromiso vital. El 4to. Rayo, que define al alma nacional boricua y que comparte con la India, debe cultivarse para producir la armonía a través del conflicto que es característica de este Rayo. La ambivalencia disipadora, la indolencia estéril y la impulsividad irreflexiva deben dar paso a la sensibilidad, la creatividad y la percepción intuitiva. Puerto Rico tiene la oportunidad y la capacidad de brindar una lección significativa a los Estados Unidos y al mundo en el uso de la intuición espiritual como complemento de la racionalidad mecánica y tecnológica. Las artes proveen el medio natural de expresión para el alma nacional puertorriqueña.
2. Transformación de la personalidad puertorriqueña. La influencia de los Estados Unidos en Puerto Rico es un indudable hecho histórico. En los Estados Unidos, así como en otras potencias mundiales, se está forjando una nueva conciencia colectiva mundial que regirá la Nueva Era Acuariana. Desde una perspectiva sociológica-evolutiva, la presencia de los Estados Unidos en Puerto Rico no ha sido fortuita; es probablemente parte de un proceso de transformación de la personalidad boricua desde 6to. Rayo de las idílicas danzas románticas al Hostosiano 2do. Rayo de la disciplinada erudición, pacientemente aplicada con sabiduría y compasión. La figura cimera de Eugenio María de Hostos será el centro aglutinador de la nueva personalidad boricua en el nuevo milenio. El puertorriqueño de la Nueva Era Acuariana será Hostosiano por su disciplina, por su respeto al derecho ajeno, por su sensibilidad moral, por su visión amplia y erudita, por su profundo conocimiento de sí mismo y, por lo tanto, del prójimo. Eso lo hará virilmente noble y gentilmente asertivo ante la incertidumbre y la adversidad. No se crece odiando lo que no se es, muchas veces proyectado en otros, sino amando y anhelando lo que se será: hombres y mujeres liberados por su propio esfuerzo en busca de la verdad y la justicia; amparados en la moral, la moral social vislumbrada por el primer nacional puertorriqueño que presagiara la Nueva Era Acuariana.
Puerto Rico, como todas las naciones del mundo, tiene un rol específico en la inminente transformación mundial hacia una Nueva Era Acuariana. Para cumplir ese rol, Puerto Rico necesita afirmar su carácter nacional y reencontrar sus raíces espirituales. Estas raíces probablemente se remonten a mucho antes del 1492, quizás hasta la Atlántida misma.
Disciplinado en el deber; erudito en el saber; intuitivo, sereno y culto; noble amante de la belleza; sencillo y compasivo; firme ante la adversidad; resuelto ante la maldad; tolerante ante la disidencia; y perseverante hasta la realización de su destino. Ese es el puertorriqueño quien, como retoño nutrido por la fuerza de la Vida misma, dará honra a la Hija del Mar y el Sol en la Nueva Era.
Referencia: El Destino de las Naciones por Alice A. Bailey ( Lucis Trust, New York)
1/98 (Rev. 9/98, 11/98)
Hostos, Eugenio María de (1839-1903)
Enlaces sobre la Moral Social del Nuevo Milenio
- Buena Voluntad
- Nuevo Grupo Servidores del Mundo
- Centro de Investigación para la Paz
Enlaces sobre Política Contemporánea (Observatorio)
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[MINH]
Invoquemos para que, desde el punto infinito de LUZ inmerso en el Espacio Uno, la LUZ destelle en todas las mentes humanas y que la LUZ de la VERDAD se esparza por los confines de la Tierra.
Invoquemos para que, desde la fuente inagotable de AMOR que impregna a la Conciencia Una, el AMOR se anide en nosotros y fecunde a todos los corazones humanos, y que las JUSTAS y RECTAS RELACIONES HUMANAS restauren la PAZ en la Tierra.
Invoquemos para que, desde allí donde emana el PODER y la eterna Voluntad-al-Bien es conocida, el PROPOSITO SUPREMO guíe la voluntad personal de cada ser humano, el Propósito que Aquellos Que Saben conocen y sirven.
Actuemos responsablemente para que, desde aquí donde invocamos como Iberoamericanos integrantes de la Raza Humana, se realice el PLAN de AMOR y de LUZ que herméticamente selle toda posibilidad al mal.
En síntesis, invoquemos --¡y actuemos!-- para que la LUZ, el AMOR y el PODER --como eterna Voluntad-al-Bien-- restablezcan el PLAN DIVINO en Iberoamérica y en toda la Tierra.
(Esta Invocación Iberoamericana de la Luz, el Amor y el Bien es una reflexión --en el espíritu hostosiano-- sobre una Invocación originalmente transcrita por Alice A. Bailey)
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