Hace más de 250 años en Oviedo, una ciudad que sólo contaba entonces con unos 5.000 habitantes, un fraile benedictino se enfrentó, pensando y escribiendo en lengua española, y aplicando la crítica filosófica, a buena parte de las creencias e ideas que conformaban la realidad de la primera mitad del siglo XVIII. Benito Jerónimo Feijoo inauguraba así el género del ensayo filosófico en nuestra lengua.

Desde esa misma ciudad de Oviedo, cuando se agotan los últimos años de nuestro segundo milenio, se pretende potenciar el cultivo sistemático de la filosofía pensada y escrita en español, activando herramientas e instrumentos que faciliten tal crítica universal a los millones de personas, una parte importante de la humanidad, que se enfrentan al presente desde las categorías del español.

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La autora de esta reseña de un libro de José Luis Abellán titulado "El Legado Orteguiano" (ver enlace adjunto) considera a Ortega y Gasset como un "gran filósofo de la cultura"... un protagonista [precursor] de la transición democrática naciente con la "generación del 56". (cuando muere Ortega). Abellán sostiene que el proceso de transición democrática empezó antes de la desaparición de Franco... y se nutrió de ideas orteguianas.
 
Podrán ser ciertas o falsas estas premisas concretas, pero le confieren un rol al filósofo digno de reflexión: la capacidad de hacer germinar IDEAS que luego serán acogidas por las grandes masas. Y me pregunto: ¿dónde están los Ortegas iberoamericanos, ejerciendo la misma función, en TODOS los "bandos" en que se "divide" la humanidad contemporánea?
 
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Reseña de un gran pensador y hombre de letras argentino: lúcido observador del alma nacional....respondiendo a la invitación de dar a conocer ejemplos de nuestros respectivos países. 
 


   Ernesto Sábato nació en Rojas, provincia de Buenos Aires, en 1911. Hizo su doctorado en física y cursos de filosofía en la Universidad de La Plata. Trabajó luego en el Laboratorio Curie, en París, y abandonó definitivamente la ciencia en 1945 para dedicarse exclusivamente a la literatura.
    Ha escrito varios libros de ensayos sobre el hombre en la crisis de nuestro tiempo y sobre el sentido de la actividad literaria -El escritor y sus fantasmas (1963), Apologías y rechazos (1979)-, y tres novelas: El túnel (1948), Sobre héroes y tumbas (1961), y Abbadón el exterminador (1974).

    Dice Sábato: "Puede parecer un acto de horrible esnobismo que tres crisis fundamentales de mi vida se sucedieran en París, pero efectivamente así fue. La primera se produjo en el invierno de 1935, cuando yo era un muchacho de 24 años. Desee 1930 milité en la Juventud Comunista, cuando la dictadura del general Uriburu. Abandoné estudios, familia y mis comodidades burguesas. Viví con nombre supuesto en La Plata, en cuyos suburbios estaban los dos frigoríficos más grandes del país, donde se explotaba despiadadamente a toda clase de inmigrantes, que vivían amontonados en tugurios de zinc, rodeados de pantanos de aguas podridas. Repartíamos manifiestos, participábamos de la organización de huelgas. Hacia 1933 fue ya secretario de la Juventud Comunista, cuando habían empezado mis dudas sobre el estalinismo, y entonces resolvieron mandarme a las Escuelas Leninistas de Moscú, a purificarme. Si hubiese ido, no habría vuelto jamás vivo. Tenía que pasar previamente por Bruselas, por un congreso contra el fascismo y allí supe con horrendos detalles de los "procesos" de Moscú. Me escapé a París, viví un invierno muy duro en la piecita de un compañero disidente, mientras el partido me buscaba. Logré volver a la Plata, donde proseguí mi carrera en física-metemática. Cuando terminé mi dieron una bourse para trabajar en el laboratorio Curie, donde trabajé durante casi un año y, allí en París, asistí a la ruptura del átomo de uranio, que se disputaban tres laboratorios: ganó la "carrera" un alemán. Pensé que era el comienzo del Apocalipsis. Viví en una confusión horrible, mientras escribía mi primera novela y cometí la infamia de dejar que Matilde se volviera a la Argentina con nuestro primer hijo, de pocos meses, mientras yo tenía una amante rusa. La tercera crisis fue consecuencia de todo esto, y de mi vínculo con los surrealistas: Domínguez, Matta, Wifredo Lam y otros. En otro día de invierno fuimos con Domínguez, a la tarde, al Marché aux Puces y volvimos después en el Metro hasta Montparnasse, donde tenía su estudio Domínguez. En la calle, ya era de noche, en un especie de nevisca, Domínguez se detuvo y me dijo:"¿Qué te parece si esta noche nos suicidamos juntos ?" No era una broma, era muy propenso, como lo probó años después. Yo me negué, aunque también me atraía el suicidio: me salvó mi instinto, y aquí estoy, junto a la Matilde de todos los tiempos, una de esas "mujeres fuertes de la Biblia", que está muriendo, en medio del dolor más profundo de mi vida, en el final de una existencia muy compleja." (Ernesto Sábato, 24 de enero de 1995)

 

 
Entre sus obras:
   
   
más sobre Sábato y su obra:
 
 
"La razón no sirve para la existencia"
Reportaje a Sábato
Ejercicios de estilo
Sábato a la manera de
Platón, Proust y Borges
Sábato pintor Las fotos

 

   
última modificación: 27 de julio de 1998

 

 
  LITERATURA ARGENTINA  




Y A PROPÓSITO DE PASCAL

Ernesto Sábato


Es característico que ni él, ni Kierkegaard, ni Nietzsche fuesen filósofos sistemáticos: fueron irregulares, fragmentarios; y tal vez porque en ellos la vida y el misterio son más importantes que la explicación y el sistema. Los tres son emocionales, místicos, atormentados. Devolvieron el pathos al pensamiento, y fueron grandes escritores. Si es cierto que el Absoluto no se alcanza como pretendía Hegel sino por arrebatos y éxtasis, de modo parcial, por pedazos, ellos revelaron vastas regiones de ese misterioso continente.

 

[Más de Sábato]

[José]: Podran ser ciertas o falsas estas premisas concretas, pero le confieren un rol al filosofo digno de reflexion: la capacidad de hacer germinar IDEAS que luego seran acogidas por las grandes masas. Y me pregunto: ¿donde estan los Ortegas iberoamericanos, ejerciendo la misma funcion, en TODOS los "bandos" en que se "divide" la humanidad contemporanea?
 
[Laura]: íncluyo estas palabras de Ernesto Sábato, filósofo, escritor y por sobre todo un atento OBSERVADOR de la realidad iberoemaericana y mundial. Son fragmentos de su penúltimo libro, "Antes del Fin" de 1998.
Estas palabras: "EN LA RESISTENCIA HABITA LA ESPERANZA" sirven de marco para su última obra "La Resistencia". Un abrazo . Laura.

 
 
 
 ANTES DEL FIN    

Fragmentos

"En tiempos oscuros nos ayudan quienes han sabido andar en la noche. Lean las cartas que Miguel Hernández envió desde la cárcel donde finalmente encontró la muerte: 'Volveremos a brindar por todo lo que se pierde y se encuentra: la libertad, las cadenas, la alegría y ese cariño oculto que nos arrastra a buscarnos a través de toda la tierra.' Piensen siempre en la nobleza de estos hombres que redimen a la humanidad. A través de su muerte nos entregan el valor supremo de la vida, mostrándonos que el obstáculo no impide la historia, nos recuerdan que el hombre sólo cabe en la utopía. Sólo quienes sean capaces de encarnar la utopía serán aptos para el combate decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido."
[..]

"En la antigüedad, según Berdiaev, el proyecto del universo humano era también tarea de fuerzas divinas. Desacralizada la existencia y aplastados los grandes principios éticos y religiosos de todos los tiempos, la ciencia pretende convertir los laboratorios en vientres artificiales. ¿Se puede pensar algo más infernal que la clonación? ¿Podemos seguir día a día cumpliendo con tareas de tiempos de paz, cuando a nuestras espaldas se está fabricando la vida artificialmente?

Nada queda por ser respetado.

A pesar de las atrocidades ya a la vista, el hombre avanza perforando los últimos intersticios donde se genera la vida. Con grandes titulares se nos informa que la clonación es ya un éxito. Y nosotros, todos los hombres del planeta que no queremos esta profanación última de la naturaleza, ¿qué podemos hacer frente a la inmoralidad de quienes nos someten?

La humanidad ha recibido una naturaleza donde cada elemento es único y diferente. únicas y diferentes son todas las nubes que hemos contemplado en la vida, las manos de los hombres y la forma y el tamaño de las hojas, los ríos, los vientos y los animales. Ningún animal fue idéntico a otro. Todo hombre fue misteriosa y sagradamente único.

Ahora, el hombre está al borde de convertirse en un clon por encargo: ojos celestes, simpático, emprendedor, insensible al dolor o trágicamente, preparado para esclavo. Engranajes de una máquina, factores de un sistema, ¡qué lejos, Hölderlin, de cuando los hombres se sentían hijos de los Dioses!

Los jóvenes lo sufren: ya no quieren tener hijos. No cabe escepticismo mayor.

Así como los animales en cautiverio, nuestras jóvenes generaciones no se arriesgan a ser padres. Tal es el estado del mundo que les estamos entregando.

La anorexia, la bulimia, la drogadicción y la violencia son otros de los signos de este tiempo de angustia ante el desprecio por la vida de quienes nos mandan.

¿Cómo podríamos explicarles a nuestros abuelos que hemos llevado la vida a tal situación que muchos de los jóvenes se dejan morir porque no comen o vomitan los alimentos? Por falta de ganas de vivir o por cumplir con el mandato que nos inculca la televisión: la flacura histérica.

Cientos de miles de jóvenes son drogadictos. Andan como bandas por las plazas del mundo.

Todo hace pensar que la Tierra va en camino de transformarse en un desierto superpoblado. No es casual que en una de las últimas Cumbres Ecológicas se hayan previsto guerras, en un futuro no muy lejano, para la obtención de agua potable.

Este paisaje fúnebre y desafortunado es obra de esa clase de gente que se ha reído de los pobres diablos que desde hace tantos años lo veníamos advirtiendo, aduciendo que eran fábulas típicas de escritores, de poetas fantasiosos.

Según esa inversión semántica que traen las lenguas, el epíteto de realistas señala a individuos que se caracterizan por destruir todo género de realidad, desde la más candorosa naturaleza, hasta el alma de hombres y de niños.

Si bien los optimistas impertérritos arguyen que la humanidad ha sabido siempre sobreponerse a los bárbaros acontecimientos, de ninguna manera estamos en condiciones de poder confiar en esta clase de sofismas. En primer lugar, porque hay civilizaciones enteras que jamás se recuperaron, y en segundo, porque atravesamos una crisis total y planetaria.

Ya hace unos años, la capacidad destructiva del mundo era cinco mil veces superior a la que había en la época de la Segunda Guerra Mundial, el poder de las bombas atómicas en reserva superaba un millón de veces a la bomba que destrozó Hiroshima.

Un chiquito muere de hambre cada dos segundos. Lo criminal es que con el medio por ciento del gasto de armamentos se podría resolver el problema alimentario de todo el mundo. Nada hace pensar que estas cifras estén variando para mejor. Son tiempos en que el hombre y su poder sólo parecen capaces de reincidir en el mal. Hemos puesto en funcionamiento potencias destructoras de tal magnitud que su paso, como señaló Burckhardt, puede llegar a impedir el crecimiento de la hierba para siempre."